Los caballos no hacen lo que decimos, sino lo que hacemos.
Antes de mirar cómo se comporta nuestro caballo tenemos que mirar como nos comportamos nosotros con él y cómo se comportan los demás humanos a su alrededor con él. Sí nuestro caballo no ha estado con nosotros toda su vida, obviamente también habrá aprendido como se relaciona uno con los humanos, de otras personas. Pero los caballos aprenden cada día y muchos de sus aprendizajes anteriores se modifican a lo largo del tiempo. Nunca hay que olvidar que los caballos dedican un gran porcentaje de su día a día a observar a los humanos a su alrededor y por esta razón saben mucho sobre nosotros. En general muchísimo más que nosotros sobre ellos. Solo por la simple razón de que las horas que dedicamos nosotros a la misma actividad “observarles” son muchísimos menos.
Los caballos necesitan de nosotros, nuestra presencia física y mental, nuestra escucha activa y también comprensión, nuestro amor y aceptación, pero también límites y sobre todo nuestro tiempo.
Suena simple pero no lo es ya que nuestro día a día, el tiempo, las personas a nuestro alrededor, nuestro estado de ánimo y muchas más cosas influirá en nuestra capacidad de proveer esto.
Tenemos que acordarnos de que no es sobre ganar o perder que estáis en el mismo equipo y que los dos preferís estar contentos y no frustrados y que ambos queréis llevaros bien y estar contentos.
Mientras mas tiempo dedicamos a estar juntos y hacer cosas juntos, más fácil será pedirles cosas que igual no sería su primera opción. Pero si estamos ocupados con nuestras cosas y pensamientos, por eso dentro de nuestro mundo particular, más difícil será. No puedes de repente meterte en su mundo, sino es necesario buscar de estar en el mismo lugar y momento.
Cuando te frustra o está a punto de frustrar un comportamiento de tu caballo, es importante reconocer porque y poner un limite a ello antes de que te pierdas.
Sí quieres que tu caballo te escuche y reconozca cuando estas bien o mal, primero tienes que reconocerlo tú mismo y reconocerlo y aceptarlo en tú caballo.
La presión social o frases que hemos escuchado mil veces pueden entrometerse en como reaccionamos ante un comportamiento de nuestro caballo. “No le dejes ganar”, “te está tomando el pelo”, “está exagerando”, “lo estás malcriando”, “muéstrale quien manda”.. etc.
Para mi ha sido muy difícil ver en cada momento que es lo que realmente está pasando, ¿Qué siento realmente?, ¿Cuánto es el condicionamiento pasado o presente, mío y/o del caballo o nuestro?, ¿Cuánto es mi obsesión de querer que todo siempre esté bien y salga bien?, ¿Cuánto es que el comportamiento del caballo me recuerda a episodios pasados?, ¿Cuánto es que estoy cansada y me duele la espalda? ¿Cuánto es que mis padres les ha costado mucho aceptar quien soy y siempre han querido cambiarme? ¿Cuánto es que realmente no quería salir a pasear sino prefería hacer pie a tierra en la pista o hacerlo con otro caballo, o estar en el sofá leyendo un libro? ¿Cuánto es que mis padres o profesores nunca tuco esta consideración conmigo? ¿Cuánto es mi dificultad de aceptar que no sé más? ¿Cuánto es que no estaba presente en el momento con mi caballo, sino en mi mundo?
Puede haber miles de razones por cuales empezamos a notar que la frustración poco a poco hace acto de presencia.
Lo más importante acordarnos de lo que dije antes “estamos en el mismo equipo y ninguna de las partes queremos estar mal”, tú caballo igual no podrá ayudarte en cambiar la situación actual, pero podemos empezar por reconocer como se siente él y empatizar con él, y al mismo tiempo tomarnos un tiempo para respirar y observar de forma más objetiva lo que está pasando. Juzgar a ti, al caballo, al entrenador, al podólogo, al tiempo o lo que sea no sirve de gran cosa. Pero observar lo que está pasando en ti y en el caballo con curiosidad sí sirve, porque curiosamente esto quita mucha presión sobre uno mismo y el caballo. es reconocerlo y hasta decirlo en voz alta, “no creo que voy a poder seguir con esto, necesito un momento de pausa o necesito que estés por mi un momento o igual es mejor que volvemos a casa”